TIARA es una joyería boutique especializada en piezas a medida y anillos de compromiso. Se ha consolidado como un referente de elegancia y personalización, combinando el oficio artesanal con la precisión de la tecnología 3D.
-Por Veronica Cardona De Santiago
El nombre TIARA nace de la inspiración en las joyas monárquicas: el brillo, la opulencia y la sofisticación que las envuelve. Sus colecciones destacan por el uso de piedras preciosas, siempre con una esencia clásica y refinada. Su fundador, Felipe, comenta
“Siempre quise traer ese concepto al presente, pero adaptado a las chilenas y a los hitos que más las conmueven: la pedida de mano, un aniversario, el nacimiento de un hijo o una fecha especial.”
Con el tiempo, la joyería se ha posicionado en el universo de los novios y las propuestas de matrimonio como un referente para quienes buscan una pieza personalizada y significativa. Hoy, vincular historias personales con el arte de la orfebrería a través de joyas que reflejan emociones, experiencias y vínculos irrepetibles es su mayor fortaleza.

El valor de lo artesanal en tiempos modernos
Para el equipo de TIARA, el trabajo artesanal no es una resistencia frente a la industria, sino un complemento necesario.
“No nos complica convivir con lo industrial, porque representamos algo distinto. Cuando alguien busca una joya con terminaciones específicas en la piedra y el metal, eso solo se logra con trabajo artesanal”, explican.
Al combinar métodos tradicionales de orfebrería con tecnología 3D, TIARA permite que cada cliente vea su pieza antes de fabricarse. Este proceso no solo asegura precisión y calidad, sino también una experiencia totalmente personalizada, en la que el cliente participa en cada detalle.
“Muchos clientes llegan con un dibujo o una idea, y nosotros trabajamos sobre ese boceto. Esa cuota de magia es la que convierte una joya en algo realmente único”, declara Felipe.

Una experiencia a medida
TIARA se define por su elegancia clásica y minuciosidad.
No se encasilla en la joyería rústica ni en las tendencias efímeras: su enfoque está en el refinamiento de piedras finas, cortes precisos y acabados que destacan por su brillo y durabilidad.
Aunque cuentan con un catálogo de modelos clásicos, su verdadero valor radica en la posibilidad de crear joyas desde cero.
La mayoría de los clientes llega por recomendación o redes sociales y son atendidos personalmente en su showroom, ubicado cerca del Metro El Golf.
Allí, junto a Daniela, su asesora principal, revisan más de 90 diseños y definen materiales, presupuestos y detalles técnicos.
El proceso completo, desde la idea hasta la entrega, toma entre tres y cuatro semanas. Cada etapa se acompaña de imágenes y modelos digitales para asegurar que el resultado final sea exactamente lo que el cliente soñó.
Porque la experiencia en TIARA va mucho más allá de una compra: es un viaje de creación compartido.

Un equipo, una visión
TIARA cuenta con un equipo pequeño, pero lleno de talento y compromiso.
Tres orfebres, una asesora de ventas y el área de producción audiovisual trabajan en conjunto para mantener los más altos estándares de calidad y atención.
“No me veo como alguien individual, sino como parte de un equipo. Cada semana enfrentamos nuevos desafíos, porque cada pieza es distinta. Pero eso mismo es lo que nos impulsa a mejorar constantemente”, comenta Felipe.
Esa dedicación se refleja en los resultados: ocho de cada diez personas que visitan el showroom terminan creando su joya con TIARA.
Su compromiso con la excelencia, junto con precios hasta un 20% más bajos que otras joyerías de alta gama, sin sacrificar calidad ni servicio, los posiciona como una de las mejores opciones del mercado.
En TIARA, cada joya es más que un accesorio:
es una historia contada en metal y piedra preciosa.
“Queremos que la gente venga, que nos visite, que haga todas las preguntas necesarias para ese momento especial. Porque las joyas no solo se compran: se viven.” — Felipe



